martes, 13 de noviembre de 2018

ARTE Y RESILIENCIA



Elkin Bolaño Vásquez
Fundación BAT

¿Qué sucede en la mente de un espectador cuando se enfrenta a una obra que le resulta atractiva? Atraer miradas, pensamientos y recuerdos es el mayor logro al que puede aspirar cualquier pieza artística. La contemplación de un espectador es la consecuencia de muchas variables mentales que se explican desde la teoría de la imagen. Pero para responder la pregunta anterior es importante establecer una definición del segundo concepto del título. Resiliencia es sinónimo de resistir, superar y por ello la perspectiva psicológica entiende que el proceso resiliente se origina en la experimentación de un trauma, lo que la convierte en una forma terapéutica importante para enfrentar las derivaciones del conflicto en nuestro país.
Después del trauma la resiliencia sigue su camino cuando las victimas hablan de aquellos hechos que han llenado sus vidas de dolor y de desesperanza. Esta voluntad de narrar supone el inicio de un camino de comprensión que hace que los sufrientes encuentren en la sociedad elementos para seguir adelante. Como último aspecto, el proceso resiliente es completo al alcanzar la superación de las emociones negativas y las víctimas se convierte en agentes productivos de su comunidad, es decir, que alcanzan el éxito social, no tanto el términos económicos o laborales, sino en el reconocimiento de que sus esfuerzos rindieron frutos.
Si la resiliencia es sufrir un trauma, hablar sobre él y luego superarlo, entonces ¿qué aporta el arte a la resiliencia? Algunos procesos terapéuticos usan el arte en su quehacer, en su manualidad como una forma de distensionar los estados mentales que están sobrecargados de angustias para luego preguntar sobre sus significados que, posteriormente, se convierten en la base interpretativa. Otras psicoterapias se guían según la lectura que se haga a determinadas imágenes. Invocan la percepción estética como un recurso analítico que desvela pistas sobre estados emocionales.  Para ambos casos lo importante es reconocer el trauma para superarlo. No obstante, el éxito social no depende sólo del esfuerzo de la víctima-paciente, sino también de la compresión social que se hace sobre la resiliencia, ¿de qué sirve que una persona alcance el duelo si la comunidad no le quita el rotulo de víctima? El arte más que ser herramienta para la consecución de resiliencia por parte individuos que han sufrido heridas, también debe perfilarse como un espacio que ofrece alternativas a la sociedad para comprender los padecimientos de los dolientes y así allanar su reincorporación social.
Cuando nos preguntamos sobre los sucesos mentales de un espectador frente a una obra de arte, también se debate sobre una sociedad que está llena de traumas, que desatiende sus verdades ocultas y prefiere creer en el funcionamiento estadístico. Una obra de arte atrae porque devela un recuerdo en el espectador, que se presenta como una imagen que connota muchos significados que, en algunos casos, exigen veracidad, no como la verdad de lo acontecido, sino como coherencia que ayuda a un mejor funcionamiento de las emociones. Arte, recuerdo e imagen se interconectan en dos aspectos: 1. En el uso de elementos ficcionales que multiplican los detalles y; 2. La posibilidad de sustituir su referente físico. La importancia del primero depende de su potencial de complementar y reforzar la idea central, no en atiborrar para oscurecer las interpretaciones. El segundo, sin deseo de falseamiento, elabora un objeto mental que no es afectado por su referente físico. Por ello la verdad dejó de ser una necesidad trascendental que lo explica todo, para ser un engranaje que ayuda a que todo funcione.
Si el arte ficcionaliza y sustituye, entonces tiene la capacidad de trabajar en el imaginario simbólico que cohesiona la sociedad y contribuye a la creación de elementos que potencialicen nuevas formas de comprender los traumas alojados en millones de colombianos que padecieron el conflicto armado. Al mismo tiempo el arte puede ayudar a superar el funcionamiento estadístico si se reconoce la intención de algunas expresiones del arte de apartarse de la historia institucional para prestar atención a las verdades anónimas de individuos resilientes que no han sido reconocidos socialmente. Un arte que tiene como referencia la historia y la actualidad de Colombia contribuye a refinar las variables para entender el presente y a replantear las generalidades que se han acuñado sobre el conflicto y sus consecuencias. El arte y la resiliencia se encuentran, precisamente, en el develamiento de la belleza que tienen los esfuerzos anónimos para superar las heridas de la guerra.

¿RECONOCES ALGUNAS OBRAS QUE PERMITAN DEVELAR EL ANONIMATO DE HISTORIAS RESILIENTES?

6 comentarios:

  1. Buenas tardes.

    He leido los parametros del foro y considero que una obra expuesta en el teatro de la voragine en Villavicencio, retrata la resiliencia, ya que cuenta la historia de una señora con sus dos hijos desplazada por la violencia y la obra relata el conflito y el post conflito, tiene dos sombras una relata la violencia y la otra el futuro y la tranquilidad que encuentran en la ciudad, he quedado encantado con los sentimientos que transmite la obra, ya que nos cuenta una historia con solo admirarla.

    Muchas gracias por su atencion, espero que sea de agrado mi aporte.

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  2. Mapiripan Meta fue escenario de una matanza que dejó unas 60 víctimas, entre muertos y desaparecidos del 15 al 19 de julio de 1997.
    El crimen masivo fue cometido por paramilitares de las ahora disueltas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que fueron al lugar en dos aviones de gran tamaño.
    Los paramilitares confinaron a los habitantes de la población y buscaron casa por casa a decenas de ellos, a quienes torturaron y asesinaron.
    Al menos 49 muertos y unos 20 desaparecidos dejó esta matanza, que, según la investigación judicial, contó con la colaboración de algunos militares, tres de los cuales han sido condenados. “El puño” fue instalado en 2009, en medio de uno de los periodos más álgidos y violentos por la presencia paramilitar en la región. Era grande, de tres metros de alto y su estructura mostraba un puño cerrado de color dorado. Su creador fue el artista bogotano Luis Alfredo Castañeda y la instalación se realizó en medio de una gran caravana, en la que se hizo el retorno simbólico de más de 450 personas al municipio. “El puño” fue ubicado en la entrada del pueblo, pero el año pasado, 2017, los habitantes lo encontraron totalmente destruido

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  3. Claro, preciso e interesante el planteamiento del encuentro del arte y la resiliencia. Es posible que el BAT realizara algunos talleres para que los artistas podamos acercarnos a estas acciones, de manera asertiva?.

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  4. Estoy de acuerdo con Ana sería muy interesante una reunión de artistas gracias

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  5. Buenas noches, muy acertado el primer comentario de esta maravillosa obra llena de ezperanza

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  6. Muchas gracias por publicar esto. Concuerdo contigo, el arte tiene una función social y esta puede ser sumamente transformadora. Puede cambiar paradigmas, derribar prejuicios, combatir la estigmatización, generar cohesión, e inclusive desarrollo socioeconómico. No obstante, no es obligación de los artistas asignarle una función social a sus piezas, no es una tarea sencilla y puede ser arriesgada, pero quienes deciden hacerlo consiguen que sus obras sean dispositivos narrativos, dialógicos y transformadores.

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