domingo, 7 de febrero de 2021

LA DEUDA DEL ARTE

 

Por: Elkin Bolaño Vásquez

Coordinador Educativo. Fundación BAT


Una de las deudas que tiene la especialización teórica del arte y especialmente lo relacionado con la percepción estética es su escasa vinculación con las dinámicas que influyen en la estandarización de preferencias y evasivas que condicionan el comportamiento social. Existe una inclinación idealizada según la cual el mercado de los prestigios define el valor social del arte, sin embargo, ello es un requisito adoptado por las elites económicas y que no alcanza a la mayoría poblacional.

Otra deuda se define gracias el presuntuoso pensamiento crítico que se estima inseparable del arte. El pensamiento crítico se debe ubicar en un peldaño distinto y posterior a la percepción estética, que necesita de un proceso de aprendizaje continuo que supere el nicho subjetivo de la segunda para desarrollar comprensiones coherentes con el contexto histórico cultural en el que fue realizada la obra y que al mismo tiempo permita configurar actualizaciones según los cambios de las dinámicas sociales. La actualización comprensiva del arte no es el resultado de un proceso arbitrario y de autocomplacencia, ésta se debe a la potencia que tiene el arte de trabajar sobre las tramas de la vida que no están condicionadas a prescripciones históricas y geográficas.

Jordi Claramonte reconfigura la noción de autonomía para apoyar las hipótesis que justifican su teoría de Estética Modal. Según el autor esta opción estética se fundamenta en su vinculación con los modos de hacer o modos de relacionarnos y su necesidad de ser contagiosa para que alcance su función social. Explica que la experimentación de la estética exige una autonomía que debe ser contagiosa y, por tanto, trasmisible a la organización de nuestras propias vidas.

La autonomía y el contagio suponen la superación del plano subjetivo de la estética para acercarla a una versión de la vida según los modos de hacer y relacionarnos mediada por el arte, es decir, la persona que observa y objeto observado ya no se conciben como separados, sino que entre ellos se genera una transferencia de sentidos que los hace codependientes. Esta transferencia explica la fortaleza y confianza que adquiere todo individuo al expresarse por medio de una obra y clarifica la voz persuasiva que adquiere la obra por medio del juicio discursivo de la persona.

Según el análisis de Claramonte, para evidenciar la autonomía contagiosa a la que aspira la estética modal es necesario estudiarla a luz de los repertorios que favorecen determinados quehaceres, las disposiciones con que cuentan las culturas y el paisaje donde se articulan y evalúan según los intereses. Así, repertorios, disposiciones y paisaje ofrecen tres niveles de acercamiento hacia un mismo tema en sus diferentes fortalezas y debilidades, hostilidades y complicidades, formalidades y vacilaciones, superándose las tensiones entre contrarios como sucede con el binomio sujeto/objeto.

Como resultado, la deuda que tienen las estructuras que favorecen el mercado de los prestigios en detrimento de la conveniencia que trae la democratización y experimentación del arte a las comunidades y la promesa del pensamiento crítico, se pueden subsanar sí, en primera instancia, los modelos educativos de los países reconocen, bajo los mismos parámetros de importancia el aprendizaje artístico, de las matemáticas y del lenguaje, convirtiéndolo en una enseñanza obligatoria y erradicando la idea de entretenimiento y manualidad desde la que se imparte y, en segunda instancia, si se diferencian los servicios (transitorios y de consumo) que ofrece el turismo cultural, de los bienes (durables y cognitivos) que crea el arte. Ambas condiciones son determinantes y viables según las condiciones de interacción entre los repertorios, las disposiciones y el paisaje. No obstante, este tipo de transformaciones obedecen a cambios lentos que se deben empezar a trabajar desde las entrañas de los distintos aspectos que intervienen en las artes y a contracorriente a las dinámicas que los sustentan.

Las artes no se deben ser reducidas a las pautas del entretenimiento, que es lo ofertado a las mayorías poblacionales y tampoco deben restringirse al prestigio social, que es una opción exclusiva para las élites económicas. Sin que exista la necesidad de que ambas opciones desaparezcan, configurar equilibrio entre las dos depende de la transformación del sistema educativo que gestiona y construye un determinado modelo de sociedad.

¿Por qué la autoreflexión del arte dificulta su democratización y su valoración social?

Contenidos de apoyo para la cuarta sesión: Estética modal del curso Arte como poética de la vida

Presentación:
https://view.genial.ly/60d6ab6c72a23a0cfdb1d7f9/presentation-presentacion-historica