jueves, 19 de abril de 2018

IMAGINACIÓN Y ARTE POPULAR





Elkin Bolaño Vásquez
Fundación BAT

Hablar de la trascendencia de la humanidad es referirse a sus creaciones más sublimes: el arte, la ciencia y la religión. Y en la base de estás se mueve libremente la imaginación, pues siempre busca ensanchar las fronteras de aquellas tres. Ella disfruta de la exploración de lo inalcanzable, del constante movimiento, renovándose y buscando alternativas a lo habitual. No obstante, su operatividad no siempre está dirigida al bienestar de la humanidad. Ella también ha sido participe de las mayores desventuras de la especie humana.

Por ello el poder imaginativo no es magnífico en sí mismo, porque siempre será juzgado por las influencias y transformaciones que cause. Todo ello pone en entredicho las verdades de la ciencia, las bellezas del arte y las bondades del amor. ¿Acaso la teoría de la relatividad no puso en duda la verdad absoluta o, el hedonismo no redujo la belleza a la idea de apariencia, o la salvación de almas no desató guerras religiosas? Estas tergiversaciones imaginaron que sus propias convicciones estaban por encima de toda idea de humanidad.

La puesta en entredicho de la imaginación ayuda a indagar sobre su influencia en el orden social. La imaginación permite poner a disposición lo ausente, lo indeterminado como una forma de sobreponer y otorgar diversos contenidos a la realidad agobiante. Si nos atenemos a que la imaginación es un proceso cognitivo que se distancia de la racionalización del mundo y que al interior de ella hay un impulso emocional que la guía, entonces podemos suponer que su motor no lleva implícita la intención de contradecir la realidad, sino de ver la realidad de forma diferente para atraer equilibrio emocional y, coherencia a las descripciones y explicaciones de cada vivencia.

En este sentido, el cultivo de la imaginación tiene un valor significativo para la empatía social porque ayuda a identificar elementos subyacentes a los comportamientos humanos y, especialmente, permite ubicarlos en contextos que generalmente son distantes. La expresión “ponerse en los zapatos de otro” es un ejemplo tradicional que invita a usar la imaginación para entender las circunstancias por las cuales las personas reiteran algunas conductas en detrimento de otras.

“Ponerse en los zapatos del otro” en tanto sabiduría popular nos conecta con el arte que aquí analizamos y promovemos.  Así, imaginación y arte popular deambulan en los sustratos de la vida social para encontrar puntos de fuga y encuentro en los que el espectador descubre debajo de lo aparente la existencia de una riqueza empática que nos acerca. De esta manera el arte popular, como uno los infinitos productos de la imaginación, estimula la comprensión de las motivaciones, las posibilidades de actuación y las opciones que las enmarcan, para reconocer que las similitudes están ancladas en las propias entrañas y que las diferencias se relativizan por las exigencias de los contextos en los que nos desenvolvemos.

Si la imaginación se enriquece en la diferencia, el arte popular imagina lo diferente para materializarlo y hacerlo común a todos. Y si lo diferente también hace parte de cada uno de nosotros, eso quiere decir que tanto la imaginación como el arte popular nos hacen visibles los problemas y oportunidades que compartimos. Por ello, las diferencias deben encontrar puntos de encuentro donde puedan seguir siendo ellas mismas, sin que los acuerdos se impongan sobre ellas, sino que reconozcan su importancia. Las diferencias ayudan a moldear las posibilidades del mundo material de las personas y llenan de significado el mundo interno de las pasiones, las emociones, las motivaciones y la razón.

Si se cultiva la potencia positiva de la imaginación, en tanto promueva el bienestar común y no la imposición de unos sobre otros, podemos concluir que el arte popular genera espacios de encuentro y reflexión en donde las pasiones, emociones y motivaciones pueden ser puestas en común para una mejor comprensión de las dinámicas sociales.

¿USAS TU IMAGINACIÓN COMO UN INSTRUMENTO SOCIAL O COMO UNA INSPIRACIÓN PERSONAL?