Por: Elkin Bolaño Vásquez
En la última feria de “Expoartesanías 2019” la Fundación BAT en alianza con
Artesanías de Colombia realizaron un homenaje a las Tejedoras de Mampuján por
medio de una exposición en la que se presentaron 9 telares que tiene en
custodia el Museo Nacional de Colombia y que serán parte de la colección
permanente del Museo de Memoria de Mampuján cuando este sea terminado y
entregado a sus habitantes. También se exhibieron algunos de los elementos
cotidianos más significativos de la región para proponer algunas lecturas
cruzadas entre los telares y la vida diaria. Allí se encontraban una mecedora,
un sombrero, un machete, una tinaja, una lámpara a gas y otros enceres.
En relación con los 9 telares prestados por el Museo Nacional de Colombia,
se observó que las Tejedoras vuelven su vista al pasado para remontarse a su
origen afrodescendiente para revisar las distintas desventuras sufridas por su
pueblo desde el continente africano. Cada telar tiene un título y describe sin
prevenciones las situaciones de un pasado que aún las acecha en el presente. 1.
África raíz libre, 2. Travesía, 3. Subasta, 4. Rebelión, 5. Llegada del
cimarrón a la libertad, 6. Actividad cotidiana del cimarrón, 7. Origen del
desplazamiento, 8. Hacinamiento, 9. Secuestro.
La característica que es trasversal a la mayoría de estas piezas es la
representación de actividades cotidianas que por distintas razones se
fracturan. Esto supone la aprehensión de la importancia del
territorio cuyo significado está más allá de un espacio geográfico, y que
supone un intrincado intercambio de relaciones de poder desde los cuales se
distribuyen los roles y responsabilidades de sus habitantes, esto es, donde se
aceptan y reproducen los comportamientos y los acuerdos. En últimas es donde se
siembran y cultivan las culturas. Cocinar en fogón de leña, recoger agua en los ríos aledaños, el
cuidado y los juegos de los niños, la cría de animales de granja y las
actividades agrícolas son las actividades que estructuran su cultura y
alimentan la solidaridad. Al desarticularse estos modos de vida las comunidades
quedan en un limbo que termina en el desarraigo, en la pérdida del territorio. Por ello la importancia del
territorio y la necesidad de volver la mirada a África desde donde inicia la gran
diáspora afrodescendiente. Si bien los mampujenses no conservan una lengua
propia, tal como sucede con los palenqueros de San Basilio que están apostados
en el mismo departamento de Bolívar, es evidente que aún conservan algunas de
las tareas cotidianas de su continente originario.
Sin lugar a dudas este es uno de los elementos más significativos de la
labor que hacen las Tejedoras y por ello podemos hablar de una diáspora que
esparcen tanto en espacios nacionales como internacionales, pues a través de
una actividad cotidiana que no exige ausentarse de sus hogares, más que para
atender algunas reuniones periódicas, reivindican las tareas del día a día como
un hacer permanente que otorga distintos significados a la vida y refuerza sus
vínculos culturales propios del territorio. Por ello, al pensar esta exposición se tenía en el
horizonte de alternativas las decisiones que tomaron los habitantes al retornar
a su terruño y construir el Nuevo Mampuján, pues necesitaban reapropiarse de
aquello que se les habían arrebatado.
Las ruinas del antiguo Mampuján adquirieron un carácter simbólico, una
suerte de contramonumento que conmemora su tragedia más cercana, el
desplazamiento masivo de 245 familias en marzo del año 2000 a manos de un grupo
de paramilitares. En estas ruinas las familias y demás habitantes se reunían
para hablar de lo ocurrido, pero especialmente, su interés era mostrar su
pasado a las nuevas generaciones y así reconstruir una historia dispersa que
pocas instituciones se interesan en recopilar y contar. En este sentido la
construcción de memoria se inicia en las interpretaciones e historias que se pueden contar al establecer relaciones entre los objetos abandonados, las
ruinas y los telares.
La utilización de retazos de tela, sus colores llamativos y la habilidad de
coser que se otorga a las mujeres permitieron que las Tejedoras encontraran un
modo de comunicar lo que permanecía oculto en sus entrañas y que no podían
enunciar con palabras precisas. Darles forma a esos retazos ayudó a aflorar sentimientos
que pudieron describir. Alrededor de todo este ejercicio invaluable de las
Tejedoras, vale la pena preguntarse sobre las estrategias que usaron los
hombres mampujenses para construir sus propios duelos, cuáles serán sus versiones
de aquel marzo del año 2000.
Ayúdanos a recopilar las versiones masculinas del desplazamiento de
Mampuján, estas también son elementos invaluables de la diáspora.
Muy bien.
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