miércoles, 3 de octubre de 2018

EL ARTE Y LAS REDES SOLIDARIAS

 


Elkin Bolaño Vásquez
Fundación BAT

Tener sueños y metas es común para cualquier persona, sin embargo, los significados de estas palabras crean más confusiones que proyectos de vida. La mayoría de nosotros respira sin esfuerzo, por ello su importancia pasa desapercibida. También creemos que la voluntad, cuando toma decisiones, es la que afecta el recorrido de la vida. Algo parecido ocurre cuando se confunden los sueños con las metas, los primeros se configuran con imágenes aleatorias que se interpretar libremente, mientras las segundas implican esfuerzos y proyecciones que deben tener en cuenta las posibilidades del entorno social. Si no diferenciamos sus intenciones poco o nada pueden influir en nuestras formas de vivir.

Cuando algunos pocos lograr sus metas se dice que fue gracias a la buena suerte, restando toda importancia a los esfuerzos, disciplinas, privaciones, desilusiones, terquedades, angustias y soledades por las que tuvieron que transitar. La buena suerte sonríe a aquellos que superaron todas estas situaciones. Esta diosa, de las cumbres de lo extraordinario, no es otra cosa que el encuentro entre la vigilancia atenta de los problemas y la capacidad de identificar las oportunidades. Es la comunión entre la actitud que disfruta las certezas y las incertidumbres del aprendizaje con la oportunidad, sumada a una superación atenta de los obstáculos. La buena suerte es la oportunidad que está contenida en cada tropiezo de la vida.

¿No está el artista impregnado de energías, habilidades, repeticiones, ausencias, desencantos, ansiedades y aislamientos, todas al mismo tiempo? Siempre hay algo extraordinario acechando a la sombra de lo rutinario, al menos esa es la clarividencia que guía al artista. Sin embargo, todo ello se puede convertir en un laberinto del cual puede ser imposible escaparse. Por ello es importante participar en espacios donde las perspectivas se puedan expandir, donde cualquier cosa sea comunicable y analizable sin perjuicio de valoraciones destructivas. Existen entornos que inventan obstáculos (burocráticos), algunos más aportan las herramientas para superarlos (empresariales), pero hay otros en los que se cultiva el pensamiento crítico, donde la recursividad es un medio de acción y las soluciones aparecen, incluso, en las circunstancias más adversas.

Ahora están floreciendo ambientes, círculos solidarios en los que se pueden aprender nuevas formas de entender los infinitos escenarios de la realidad, a desarrollar un pensamiento crítico y contextual que obliga a no quedarse con una sola forma de explicar, sino a cambiar los puntos de vista para construir soluciones. En estos entornos se admira más la capacidad de desarrollar nuevas ideas, que los títulos universitarios o los ingresos abultados. Aquí la normatividad burocrática y empresarial no es material obligatorio para enfrentar la vida.

Para un desarrollo orgánico y fluido de los ambientes solidarios es necesario desarrollar tres aspectos fundamentales: 1. Crear una red de tutores, es decir, estar en contacto con personas especializadas en los temas de interés, para identificar fortalezas y debilidades y así, usar la energía y el entusiasmo de manera adecuada; 2. Consolidar una red de colaboradores que compartan y comprendan los objetivos deseados, ya que esto facilita el compromiso y dedicación necesarios y; 3. Implementar un plan de financiamiento que no se limite exclusivamente al endeudamiento.

Cuando el arte se apoya en redes solidarias abre su espectro de comprensión y puede acceder, de manera consciente, a las distintas instancias que constituyen su valor social. En estas redes siempre hay personas que tienen amplias capacidades resolutivas en lo artístico, en la experimentación y manejo de técnicas y materiales. Hay otros con percepciones semióticas que sugieren compresiones y alcances. También se interactúa con personas que gestionan apoyos en distintas esferas sociales. Las redes solidarias se reconocen porque están en permanente estado colaborativo, pues diferentes especialidades y experiencias ayudan a aclarar inquietudes en campos muy diversos. Aceptan con facilidad lo diferente y lo extravagante, ya que comportamientos fueran de lo ordinario traen consigo puntos de vistas novedosos e inquietantes, los cuales son esenciales en la búsqueda de soluciones.

Por ello, el artista no debe limitarse a su pasión, habilidad, terquedad y anhelo porque puede cerrarse la oportunidad de desarrollar una cultura intrépida donde el fracaso no se redima en la soledad, sino que se comparta con otros en el recorrido. Este es un importante paso para transformar las ideas triviales en importantes piezas de arte. El artista relacionado con estas redes solidarias tiene mayores herramientas para superar la fuerza de la costumbre porque corre el riego que disminuya la importancia de sus metas.  El arte exige a su productor una disciplina que fortalezca su capacidad de soñar.

¿DE QUE MANERA TE HAN BENEFICIADO ESTE TIPO DE REDES?

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