jueves, 4 de marzo de 2021

DEUDA CON LA CREATIVIDAD

 Por: Elkin Bolaño Vásquez

Coordinador educativo, Fundación BAT

El eslogan con el que se distingue al siglo XXI en comparación con épocas anteriores es que es la era del conocimiento, de la creatividad y de la innovación. Tres aspectos que se han convertido en caballos de batalla para perfilar medios y metas, pero, al revisar algunos resultados y intuir otros posibles puede que más bien se conviertan en caballos de Troya. La inconsistencia entre lo que se hace y lo que se pretende es abrumadora.

Si nos atenemos a que el conocimiento, la creatividad y la innovación son resultados y procesos que devienen de modelos de educación de alta calidad, entonces cualquier sociedad que quiera disfrutar de las mieles de este siglo debe, sobre cualquier otra cosa, desarrollar políticas educativas y de inversión que fortalezcan los diseños curriculares que se encaminen a esas tres capacidades que, por demás, son las mismas que se desarrollan en la educación artística.

El primer proceso cognitivo que se debe fomentar es la imaginación entendida como la libre articulación de pensamientos sin propósito preestablecido, convirtiéndose en impulso de la creatividad, cuya función es configurar la imaginación según un propósito que, generalmente, es la solución de una necesidad para, posteriormente, darle paso a la innovación que es la encargada de construir la infraestructura necesaria para que la creación alcance su propósito.

Al ponderar los años de educación necesarios para alcanzar el grado profesional, 19 en promedio, y la educación artística como didáctica de las capacidades mencionadas, cuyos procesos de enseñanza-aprendizaje son esenciales para la educación de alta calidad, entonces ¿por qué se cree que ofrecer a los estudiantes algunas experiencias artísticas esporádicas en ese lapso de tiempo, es suficiente para desarrollar ciudadanos que hagan parte activa de la sociedad del conocimiento? Los gobiernos incorporan en sus discursos conceptos relacionados con las exigencias del sigo XXI sin que ello garantice una implementación adecuada. Las políticas públicas insisten en la importancia del conocimiento, la creatividad y la innovación sin que se platee una vocación hacia la educación de alta calidad para alcanzarlos, como si dichos procesos se manifestaran espontáneamente y dependiera exclusivamente de esfuerzos individuales.

“La educación artística es un proceso a largo plazo, por lo que debe ser sistemática y desarrollarse a lo largo de los años”. Esta es una de las recomendaciones consignadas en Hoja de Ruta para la educación artística-UNESCO, Lisboa 2006 y La Agenda de Seúl: objetivos para el desarrollo de la educación artística 2010-UNESCO. Recomendación sustentada en diagnósticos de estudios que se han realizado durante décadas en muchos países del mundo. También afirman que la cultura y especialmente la multiculturalidad son los vehículos por donde se expresa y distribuye equitativamente la creatividad, haciendo de la educación artística su promotora. Por consiguiente, la política y la infraestructura educativa y cultural puede convertirse en sus mayores aliadas o sus sistemáticos obstáculos.

Las personas que tiene contacto permanente con experiencias y procesos artísticos tienden a preferir entornos creativos y se habitúan a desarrollar modos alternativos para crear conocimientos propios. Al mismo tiempo aprenden a reconocer diversas perspectivas para abordar las necesidades de la sociedad y actuar éticamente.

Según lo anterior es posible establecer los siguientes axiomas y sus respectivas deudas sociales con la creatividad:

Axioma 1: El conocimiento, la creatividad y la innovación son resultados de modelos educativos en los que la educación artística está en el mismo nivel de importancia que las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemática).

Deuda social 1: No es posible imponer la competitividad como objetivo nacional si el sistema educativo convierte la educación artística en recurso optativo para el tiempo de ocio.

Axioma 2: La educación artística promueve la búsqueda de diversas perspectivas para desarrollar la creatividad, la flexibilidad, la adaptabilidad y la innovación, características fundamentales para los ciudadanos del siglo XXI.

Deuda social 2: No es posible hablar de emprendimiento e industrias creativas si su modelo de gestión se reduce a la estandarización de productos y servicios que exige el mercado, reduciendo el arte y la cultura al consumo.

Axioma 3: Lo diverso y lo alternativo, manifestados en la multiculturalidad, son la expresión democrática de la creatividad, cuyo máximo impulsor es la educación artística y su garante el Estado.

Deuda social 3: No es posible ser miembro activo de la sociedad del conocimiento, la creatividad y la innovación si la educación y la infraestructura artística y cultural no hacen parte de la inversión social del Estado.

¿Por qué, si estamos en la era de la creatividad y la innovación, el arte es el menos favorecido en las políticas públicas?

Material de apoyo sesión 5: Neuroartes

https://www.youtube.com/watch?v=CBR1pZcWTCo

Presentación ampliación Neuroartes

https://view.genial.ly/60df6d2e3d2af40d5e922839/presentation-presentacion-salud

Material de apoyo sesión 6: Cerebro visual

https://www.youtube.com/watch?v=QZkpb-Lr-_s