Por: Elkin Bolaño Vásquez
Fundación BAT
Entre el 12 y el 29 de noviembre del año 2019 se llevó a cabo la exposición
individual Desplazados del artista
empírico César Ortiz Ortega. Oportunidad que surge de una petición que extiende
la Procuraduría General de la Nación a la Fundación BAT, pues el Procurador entiende
que la obra Desplazados, galardonada
con un primer premio en la V versión del Salón de arte popular, podría ser un incentivo
para que sus funcionarios y los visitantes recurrentes perciban otros sentidos
de las consecuencias de la situación social del país.
Caminar con la parsimonia del caracol que lleva su casa a cuestas sin rumbo
fijo, sin destino claro es lo mejor que se puede hacer. Desplazarse no es sólo
moverse, es sobrevivir. Es dejar atrás seres queridos, recuerdos, rituales,
conversaciones, carcajadas y el terruño. Es hermanar la esperanza y el hambre,
mejor aún, es descubrir que viven como siamesas. Los ríos ya no son lugares plácidos
de la naturaleza, ahora son fosas comunes, los muros que protegen de los proyectiles
errantes, también impiden la huida. Las puertas que prometieron que se abrirían,
permanecen cerradas.
Las obras que hacen parte de esta exposición confirman la proclamación del
poeta Walt Whitman, que aparece en su libro Hojas
de hierba: “A través de mí muchas voces largo tiempo calladas… voces
veladas y yo aparto el velo… clarifico y transfiguro”. Lo que nos propone César Ortiz es que escuchemos esas voces. Aquellas
ensimismadas que repiten lo que se ha quedado atrás, otras silentes que se esconden
en las posturas del cuerpo, algunas más que se armonizan entre sollozos. Más
que contemplación visual, que en sí misma es atrayente, estas obras requieren
de oídos dispuestos a escuchar las paradojas humanas, donde la muerte y la
violencia abundan como sinónimo de protección de la vida.
Hay obras que tienen como referentes la Guerra de los 1000 días, el 9 de abril y la masacre
en Bojayá, recordando los hitos históricos de lo que hemos sido capaces de
hacer los colombianos hacia nuestro propio pueblo. Otras desdibujan sus espacios
de acontecimiento, pues han sucedido tantas veces que saturaron todo el
territorio nacional. También hablan de la imposibilidad de la despedida, de las
voces de clamor que recorren parajes de la naturaleza que
antes se visitaban para el deleite del espíritu, ahora colman el espacio de la
vida con una bruma enrarecida. Los árboles, tótems verticales, son reemplazados
por monolitos de concreto que contienen voces pregrabadas que se repiten
persistentemente alrededor. El clamor fue ahogado por los anuncios de
televisión y en ellos no hay bienvenidas ni hasta luego.
Otro aspecto que inspira la reflexión es el impedimento de dejar atrás el
pasado. Transitar para sobrevivir marca surcos en la tierra y deja huellas,
pero no sólo en el camino, también en el cerebro. Los recuerdos de lo sucedido,
que son la esencia de la memoria y que no alcanzan a trascender la subjetividad,
se han convertido en un escalón infranqueable para construir la verdad. Por eso
algunos confían que trabajar para sobrevivir y crea nuevas rutinas ayudará a
desdibujar los estigmas que les han impuesto. Todo se repite y se tergiversa
cuando el certificado de defunción es el único garante de nuestra ausencia. No
hay otro documento escrito que hable de nuestra historia, pero el arte confía
que la puede relatar.
Este artista bogotano que adquirió conocimientos básicos sobre la
producción de tela cuando cursó un par de semestres de diseño textil, descubrió
en la urdimbre, independiente de la trama (nombres técnicos de los hilos que componen
vertical y horizontalmente la tela), un elemento esencial en su innovación
técnica, pues el óleo sobre urdimbre demuestra que la pintura tridimensional si
es posible. Su técnica oculta y devela, crea sombras sobre el anonimato lo que
termina por enrarecer un más su condición. Hay un trasfondo que exige atención
para su comprensión. Esta exposición es un preámbulo para desvanecer las
sombras que siguen fielmente el desprestigio que sufren aquellos que enfrentan
las consecuencias del fenómeno del desplazamiento.
César Ortiz también fue galardonado con el Gran Premio del VI Salón BAT de
arte popular.
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ResponderBorrarEs una obra muy bien lograda y lo mejor una técnica nueva y el desplazamiento del campo a la ciudad,felicitaciones y el comentario del maestro Elkin muy bueno y propio.
ResponderBorrarhernando zambrano