Por: Elkin Bolaño Vásquez
Coordinador educativo
Fundación BAT
Existe una afirmación ampliamente
aceptada según la cual el arte crea realidades, imagina mundos admirables o
inverosímiles, pero en general heterogéneos, que permiten entrever perspectivas,
incluso insólitas, de algunas problemáticas de nuestra organización social o
las incidencias que dicha estructura tiene sobre nuestros modos de pensar. También
es cada vez más notorio que las personas que se interesan en el mundo artístico,
comparten expectativas, con fundamentos disimiles y razonados, de que el mundo
en que vivimos con la carne y con los huesos puede y debe cambiar. Pero esas
mismas expectativas están asediadas por muchos vacíos sobre qué hay que hacer y
cómo llevarlo a cabo.
Una hipótesis que propongo para
abordar las complejidades que circulan entre el arte y la realidad es que el
artista usa su arte para crear, intuitivamente, una versión de bienestar que le
ayude a enfrentar cualquier perplejidad que lo pueda embestir. No obstante, en
día a día la presunción de un arte para la felicidad se antoja ingenua,
particularmente cuando muchos de los significados atribuibles a las obras se agotan
más rápido de lo esperado. Generalmente esto sucede cuando los modos de análisis
que privilegian la forma se aceptan como únicos, bajo el supuesto de que la
forma es, en sí misma, el contenido.
Por fortuna, el arte popular
se ampara en una multifacética producción cultural que trasciende los
materiales y temáticas para reafirmar el capital simbólico que comparte con las
mayorías demográficas. Esas mismas que no tienen oportunidades para disfrutar
de los bienes artísticos y mucho menos comprenderlos. Esto quiere decir que el
arte popular no solo se funda en las tradiciones y las identidades de las
comunidades, también influyen en ellos el desplazamiento, el desarraigo, la
tristeza, el dolor y una especie de perdón que es muy cercano al olvido, lo que
justifica la necesidad que tiene el artista empírico de sumergirse en el arte
para paliar sus dificultades más acuciantes.
En el mundo del arte existe
una clasificación del tipo de personas que interactúan en él y que al mismo
tiempo define los roles que cumplen: el artista, el gestor cultural y el
aficionado. Si bien esa clasificación se entrelaza y actúa de diversas maneras,
resulta conveniente en la medida que nos ayuda a entender algunas cosas. Una de
ellas está relacionada con los saberes que el arte produce, demostrando sus
alcances y su saber hacer. El quehacer artístico divide sus intereses,
aspiraciones y preocupaciones en las posibilidades de integrar asuntos de la
vida con imaginarios comparativos y simbólicos que induzcan tensiones y
contradicciones donde el antagonismo obligue a cambiar la mirada sobre el
mundo.
La conexión entre el arte y la
realidad supone la creación de mundos alternos, idealizados, fragmentados,
bizarros o divinizados donde coexisten relatos surgidos de acontecimientos de
la historia humana. Esto supone que el germen de la producción artística se
ancla en una versión de realidad que circula en la mente del artista, en
compañía de distintas versiones, convirtiendo a la obra de arte en una síntesis
de todas esas variables. La síntesis es la forma y las versiones que envuelve
son el contenido. Por consiguiente, la creación de una versión de bienestar no
resulta descabellada, incluso cuando dicha síntesis resulte en imágenes
sombrías, pues el arte también funge como un medio para expulsar los monstruos que
habitan en las entrañas o, al menos, ayuda a encerrarlos en cajones de plomo
diseñados por el inconsciente.
Indagar sobre las diversas
facetas en las que se entretejen el arte y la realidad permite trabajar en la
búsqueda de equilibrio entre la forma y el contenido. La forma de un bienestar
resiliente solo es sustentable en una amalgama de contenidos que permitan
encontrar nuevos significados a las dificultades de la vida.
Tu
arte puede ser alternativo, idealista, fragmentado, bizarro, divinizado,
sombrío o definido con cualquier otro apelativo que consideres más acertado,
pero ¿muestra el mundo que quieres o es un medio para alejar tus inseguridades?
Gordo Lindo
ResponderBorrarNo se puede cambiar la realidad por lo emberosímil desde el punto ético; desde el punto artistico, yo puedo crear un sin numero de realidades pero el receptor lo interpreta según sus conocimientos y experiencias.
Hay un vinculo inherente entrañable e inconmensurable del artista popular y el territorio que vive, en el proceso de plasmar sus realidades, trata de cerrar esa brecha de imposibilidades frente a lo escaso o propiciar un ambiente sanador, desde la felicidad que representan. Clara Espinel
ResponderBorrarEL arte es una faceta humana muy personal por ser una capacidades que muy pocos que poseen. Como facultad esa expresión y desde luego es muy inherente a ser humano como una realidad de su propia vida. Los grandes artistas traspasan esa frontera por la capacidad tan fuerte en sus propuestas artísticas y de hecho son llamados creadores por llevar a los demás a un mundo de creativo y coherente con una época.
ResponderBorrarLa verdad es que el artista vive más en el mundo de la irrealidad, porque allí se encuentra las soluciones a muchos problemas que no son notorios en la realidad. La forma es lo que menos debe preocupara al pintor; es el contenido lo que se le presenta en forma de acertijo y su trabajo es desempeñar el papel de oráculo para descifrar lo que se le presenta como un acertijo. Cuando el artista ya tiene descifrado es acertijo, busca entonces la forma para publicar su mensaje, que es en sí el propósito de su obra. Por lo anterior ese mensaje debe ser desarrollado por un discurso que haga entendible su obra. La obras que no ofrecen en si un contenido fácil de ser leído por el espectador, que más allá de la forma, se empeña en hallar un significado,no pasa de ser un bella obra decorativa. El difícil trabajo de pintor es indagar sobre el tema que va a plasmar en un cuadro, se torna en u detective investigador, recorre la historia, se sumerge en la biblioteca, pregunta, anota y aprende, solo así podrá desarrollar su trabajo. Por eso es la forma de crear dos mundos paralelos y muy antagónicos y fragmentados de donde surgen relatos históricos que solo salen de la mente del artista y estos pueden ser formas idealizadas de posibles soluciones a problemas sociales.
ResponderBorrarWilliam rosero,el arte popular expresa lo cotidiano ,sus vivencias y mantiene vivos sus recuerdos ansestrales y trata de plasmarlos en sus obras
ResponderBorrarEl arte es la expresión.mas maravillosa del ser humano,dónde plasmamos con libertad lo que.se va tegiendo en el día a día. Esa riqueza infinita y espiritual.
ResponderBorrarno es posible encontrar una definición de arte , que apunte a todos los ordenes establecidos esencialmente hablando , lo que piense y accione un artesano , o lo que ejecute un artista de academia y simplemente fije como historia en el facebook somos inherentes en todos los aspectos de la vida Concluimos y hacemos vida
ResponderBorrarLo demás , es parte de la historia
Jose Alejandro C
Creo que el arte siempre será una forma de escape, y nos ofrece una alternativa de supervivencia frente a la imposibilidad circunstancial de cada quien con respecto a la academia.
ResponderBorrar