Por: Elkin
Bolaño Vásquez
Fundación BAT
Explorar y perfeccionar la
transformación de materiales requiere la inversión de mucho tiempo y esfuerzo que no sólo desemboca
en la acumulación de conocimientos y habilidades, sino que implica almacenar una
cantidad significativa de pinturas, dibujos, ensamblajes y objetos
experimentales que llenan rincones, muros y habitaciones del espacio vital que
se comparte con la familia. Sin embargo, hablar de habilidades y procesos
artísticos es remitirse al modelo preponderante que explica los factores cognitivos y
sociales que intervienen.
Desde el punto de vista de los
procesos mentales se indaga sobre la forma como se estructuran las formas de
pensar, tema que explica extensamente Howard Gardner a través de su estudio de
las inteligencias múltiples. Otro tanto se explica desde el entramado
psicológico y la voluntad que impulsa, aspecto que acapara un espacio
significativo del psicoanálisis. No obstante, cabe preguntase sobre los parámetros
con los que los artistas interpretan los acontecimientos, si sus intenciones obedecen
al descubrimiento de una óptima traducción artística o si desean conocer a
profundidad la situación analizada. No es que estas perspectivas se nieguen
entre sí, pero tampoco existe una correlación directa entre una y otra, sólo se
unen en el interés que motiva a la voluntad artística.
En relación con las
circunstancias sociales los artistas dependen de la infraestructura cultural[1]
que está compuesta de espacios de promoción (museos, bibliotecas, etc.), de la
industria cultura[2] y del
mercado[3].
Comercializar las obras es tan importante con participar en exposiciones, pues
es otra de las maneras de valorar la acumulación de conocimiento y obras de los
artistas. El arte se empeña en transformar materiales y esto obliga al artista
a invertir recursos económicos para comprar lo necesario: pintura, madera,
tela, pegantes, etc. Por consiguiente, si el artista invierte dinero, tiempo y
conocimiento en su trabajo se espera que el siguiente paso sea que pueda
obtener una retribución justa por su labor.
El tiempo invertido en la
investigación artística no solamente habla de la acumulación de experiencias
que desemboquen en algún grado de virtuosismo, también necesita aprender a
conocer las distintas variables que otorgan al arte un valor social, pues sin
este se reducen las posibilidades de reconocer su trascendencia, especialmente en
la actualidad cuando cada aspecto de la vida pretende ser regido por las lógicas
del mercado. Pese a ello, y sin que lo anterior adquiera un matiz negativo, es
importante reconocer que el artista al vender su arte entra en una lógica que
lo obliga a equilibrar el sostenimiento y la renovación del estilo propio,
pues hay que seguir comercializando lo que se vende y al mismo tiempo
introducir novedades para alcanzar nuevos compradores.
Ejemplos de dicho equilibrio o la incapacidad de lograrlo se reconocen en dos casos paradigmáticos. Picasso uno de los artistas más reconocidos, quien
vivió en una opulencia económica por el precio de sus obras, se atrevió a
cambiar radicalmente el lenguaje con el que fue aceptado inicialmente en el
mundo del arte e introdujo una de las rupturas más significativas de las
vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX, el cubismo, con el
cuál creó su obra más emblemática Guernica.
Otro caso es Van Gogh quien vivió en la miseria y cuyo reconocimiento llegó
después de su fallecimiento. Su esquizofrenia ocultó la fuerza de sus obras
porque el drama de su enfermedad, según las ideas románticas del momento, no compaginaba con las características del
genio de los grandes maestros de la historia del arte universal. Su legado no
tiene comparación porque su voluntad artística intentó exorcizar sus
demonios con la búsqueda de la pureza del arte.
Si bien el objetivo primario
de la investigación artística para la producción de arte no es la venta, si es
un eslabón indispensable para que su aura de sublimación siga enriqueciendo las
diversas formas de darle trascendentalidad a la humanidad. Las biografías de
los pintores mencionados demuestran que el valor del arte no radica en los
artistas sino en la sumatoria y articulación de las múltiples valoraciones de especialistas, instituciones, coleccionistas, otros artistas, compradores y el público.
¿DE QUÉ MANERA LA BIOGRAFÍA DE UN ARTISTA OTORGA VALOR A SU ARTE?