Por: Elkin Bolaño Vásquez
Coordinador
Educativo. Fundación BAT
Una de las deudas que tiene
la especialización teórica del arte y especialmente lo relacionado con la
percepción estética es su escasa vinculación con las dinámicas que influyen en
la estandarización de preferencias y evasivas que condicionan el comportamiento
social. Existe una inclinación idealizada según la cual el mercado de los
prestigios define el valor social del arte, sin embargo, ello es un requisito
adoptado por las elites económicas y que no alcanza a la mayoría poblacional.
Otra deuda se define gracias
el presuntuoso pensamiento crítico que se estima inseparable del arte. El
pensamiento crítico se debe ubicar en un peldaño distinto y posterior a la
percepción estética, que necesita de un proceso de aprendizaje continuo que
supere el nicho subjetivo de la segunda para desarrollar comprensiones
coherentes con el contexto histórico cultural en el que fue realizada la obra y
que al mismo tiempo permita configurar actualizaciones según los cambios de las
dinámicas sociales. La actualización comprensiva del arte no es el resultado de
un proceso arbitrario y de autocomplacencia, ésta se debe a la potencia que
tiene el arte de trabajar sobre las tramas de la vida que no están
condicionadas a prescripciones históricas y geográficas.
Jordi Claramonte reconfigura
la noción de autonomía para apoyar las hipótesis que justifican su teoría de Estética Modal. Según el autor esta
opción estética se fundamenta en su vinculación con los modos de hacer o modos de
relacionarnos y su necesidad de ser contagiosa para que alcance su función
social. Explica que la experimentación de la estética exige una autonomía que
debe ser contagiosa y, por tanto, trasmisible a la organización de nuestras propias vidas.
La autonomía y el contagio
suponen la superación del plano subjetivo de la estética para acercarla a una
versión de la vida según los modos de hacer y relacionarnos mediada por el arte,
es decir, la persona que observa y objeto observado ya no se conciben como
separados, sino que entre ellos se genera una transferencia de sentidos que los
hace codependientes. Esta transferencia explica la fortaleza y confianza que
adquiere todo individuo al expresarse por medio de una obra y clarifica la voz
persuasiva que adquiere la obra por medio del juicio discursivo de la persona.
Según el análisis de
Claramonte, para evidenciar la autonomía contagiosa a la que aspira la estética modal es necesario estudiarla a
luz de los repertorios que favorecen determinados quehaceres, las disposiciones
con que cuentan las culturas y el paisaje donde se articulan y evalúan según
los intereses. Así, repertorios, disposiciones y paisaje ofrecen tres niveles
de acercamiento hacia un mismo tema en sus diferentes fortalezas y debilidades,
hostilidades y complicidades, formalidades y vacilaciones, superándose las
tensiones entre contrarios como sucede con el binomio sujeto/objeto.
Como resultado, la deuda que
tienen las estructuras que favorecen el mercado de los prestigios en detrimento
de la conveniencia que trae la democratización y experimentación del arte a las
comunidades y la promesa del pensamiento crítico, se pueden subsanar sí, en
primera instancia, los modelos educativos de los países reconocen, bajo los
mismos parámetros de importancia el aprendizaje artístico, de las matemáticas y
del lenguaje, convirtiéndolo en una enseñanza obligatoria y erradicando la idea
de entretenimiento y manualidad desde la que se imparte y, en segunda
instancia, si se diferencian los servicios (transitorios y de consumo) que
ofrece el turismo cultural, de los bienes (durables y cognitivos) que crea el
arte. Ambas condiciones son determinantes y viables según las condiciones de
interacción entre los repertorios, las disposiciones y el paisaje. No obstante,
este tipo de transformaciones obedecen a cambios lentos que se deben empezar a
trabajar desde las entrañas de los distintos aspectos que intervienen en las
artes y a contracorriente a las dinámicas que los sustentan.
Las artes no se deben ser
reducidas a las pautas del entretenimiento, que es lo ofertado a las mayorías
poblacionales y tampoco deben restringirse al prestigio social, que es una
opción exclusiva para las élites económicas. Sin que exista la necesidad de que
ambas opciones desaparezcan, configurar equilibrio entre las dos depende de la
transformación del sistema educativo que gestiona y construye un determinado
modelo de sociedad.
Película: El Soborno del cielo
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Artículo: El arte
contemporáneo y su imposibilidad para conectarse con las realidades sociales.