Por: Elkin Bolaño Vasquez
Fundación BAT
Empeñada en la promoción de
las habilidades de los artistas empíricos, la Fundación BAT Colombia ofrece
para Expoartesanías 2019 un diálogo entre las potencialidades que tienen los
materiales tradicionales de la artesanía para acercarse al arte y la intuición
creativa que busca resultados cercanos a la estética contemporánea. Durante los
15 años de observación directa del arte popular en Colombia se reconoce el
esfuerzo de trasformación de materiales que se imponen los artesanos y artistas
para perfecciona sus resultados. Exigencia que se percibe, por un lado, en que
los primeros busquen con más ahínco transitar el camino hacia el arte y, en la
otra orilla, los segundos experimenten con mayor entusiasmo las tropiezos y fragilidades
que caracterizan los materiales.
En ese mismo espíritu de
diálogo se presentan trabajos de artistas de Colombia y Venezuela que las
fundaciones BAT y Bigott han promocionado y con los cuales se representa la
transición de la artesanía hacia el arte y la manifestación de lo tradicional
en clave contemporánea. Los artistas apoyados por Biggot tienen dos elementos en común. En primer lugar, la
representación de la religiosidad popular en su colorido y la propensión al
encuentro masivo que la convierte una celebración que alimenta la solidaridad.
Orar como se muestra en la serie de Ángeles de María Yolanda Medina,
tener posición de sumisión tal como lo representa Cirilo Rodríguez con su obra La
Chamicera, insistir en la representación de la Sagrada Familia como
lo hace Uvi Díaz se convierten en preludio del trabajo de Palmira Correa cuando
se detiene en la versión festiva de sacramentos como el matrimonio o la primera
comunión.
El segundo elemento tiene que ver con el deseo de
todos estos artistas de transformar los materiales que les ofrece su entorno
cotidiano, en especial la madera y la tela.
El uso de estos materiales reafirma que la creatividad aplicada al arte
va mucho más allá de la técnica, pues siempre se descubren nuevas formas de
interpretar temas comunes. Así la religiosidad popular se convierte en una máquina
de ideas que los artistas reconfiguran para crear nuevas propuestas.
En el caso de Colombia
fueron convocados los siguientes artistas: Nohra González Reyes, identifica
que su interés por la iconografía religiosa se origina en la huella que dejó el
habitar todas sus vacaciones de infancia el almacén de artículos religiosos
propiedad de una tía en Sogamoso. Los corazones que propone surgen de los
nuevos significados y estados emocionales que se atribuyen a esté ícono. Flor Estela Sierra Gallo, talladora incansable que tiene marcada su historia en sus
manos. Su voluntad la compara con la decisión de aquellos campesinos que se
dirigen a las grandes ciudades con la esperanza de encontrar mejores
condiciones de vida, pero que entre la nostalgia y el agotamiento por ofrecer
su mejor esfuerzo no son reconocidos por la urbe que se beneficia de ellos.
María Fernanda Mantilla Silva, volca su aprendizaje universitario para descifrar el
encanto de la estética popular que la rodea. Con sus miniaturas busca resaltar
la importancia que tiene la economía informal como punto de encuentro de las
comunidades. Laura
Orjuela Restrepo, por la
falta de medios y materiales sofisticados de su origen campesino se propuso enaltecer los colores y las
texturas de las hojas propias de su región. Con este material creó un lenguaje
de las hojas con el cual intenta contar su propia historia.
Carlos Egidio Moreno Perea, usa la pintura y la escultura para realizar su trabajo y en
este se identifica que el potencial humano se circunscribe a la valoración de
sus tradiciones, sus narrativas, sus celebraciones, su historia y los presenta
con la estética que predomina en la actualidad. Daniel
Carvajal Cadavid, debido a una experiencia religiosa que
inundó su ser de la compasión de la Virgen decide empeñar sus esfuerzos y
conocimientos en su fe y la iconografía católica. En su búsqueda se apropió de
la estética de la religiosidad popular y de la versatilidad que la bisutería
ofrece.
Cesar
Augusto Ortiz, quien se esmera en perfeccionar su técnica de
óleo sobre urdimbre, estimula con perspicacia y diversión ese impulso innato de
voyerismo que nos hace buscar detrás de cada hilo de sus obras. Gloria
Amparo Morales,
perfeccionó
su técnica al copiar las obras de los
grandes maestros del claroscuro. Ahora se dedica a representar la vida
tradicional de la costa del pacífico, donde la unión del cielo y mar nos ofrece
pistas del infinito y del espíritu que se necesita para habitar ese espacio
insondable.
Santiago
Cifuentes Mejía, miniaturista
virtuoso que combina su visión artística entre un taller de artesanías hechas
en resina, el modelado en arcilla y el vaciado en bronce por encargo. Con su
arte busca resaltar la cultura de su tierra y para ello busca el detalle
identitario del mundo que lo rodea. Luis
Nicolás Camargo Pérez, encuentra el soporte de sus obras en objetos
de uso cotidiano que hacen parte de las tradiciones tierra. En sus Bateas
representa las corralejas y las ruedas de porro que son emblemas distintivos de
la costa caribe colombiana.