Fundación BAT
Tener sueños y metas es común para cualquier
persona, sin embargo, los significados de estas palabras crean más confusiones
que proyectos de vida. La mayoría de nosotros respira sin esfuerzo, por ello su
importancia pasa desapercibida. También creemos que la voluntad, cuando toma
decisiones, es la que afecta el recorrido de la vida. Algo parecido ocurre
cuando se confunden los sueños con las metas, los primeros se configuran con imágenes
aleatorias que se interpretar libremente, mientras las segundas implican
esfuerzos y proyecciones que deben tener en cuenta las posibilidades del
entorno social. Si no diferenciamos sus intenciones poco o nada pueden influir
en nuestras formas de vivir.
Cuando algunos pocos lograr sus metas se dice que fue gracias a la buena suerte, restando toda importancia a los esfuerzos, disciplinas, privaciones, desilusiones, terquedades, angustias y soledades por las que tuvieron que transitar. La buena suerte sonríe a aquellos que superaron todas estas situaciones. Esta diosa, de las cumbres de lo extraordinario, no es otra cosa que el encuentro entre la vigilancia atenta de los problemas y la capacidad de identificar las oportunidades. Es la comunión entre la actitud que disfruta las certezas y las incertidumbres del aprendizaje con la oportunidad, sumada a una superación atenta de los obstáculos. La buena suerte es la oportunidad que está contenida en cada tropiezo de la vida.

Ahora están floreciendo ambientes, círculos
solidarios en los que se pueden aprender nuevas formas de entender los
infinitos escenarios de la realidad, a desarrollar un pensamiento crítico y
contextual que obliga a no quedarse con una sola forma de explicar, sino a
cambiar los puntos de vista para construir soluciones. En estos entornos se
admira más la capacidad de desarrollar nuevas ideas, que los títulos
universitarios o los ingresos abultados. Aquí la normatividad burocrática y
empresarial no es material obligatorio para enfrentar la vida.
Para un desarrollo orgánico y fluido de los ambientes
solidarios es necesario desarrollar tres aspectos fundamentales: 1. Crear una
red de tutores, es decir, estar en contacto con personas especializadas en los
temas de interés, para identificar fortalezas y debilidades y así, usar la
energía y el entusiasmo de manera adecuada; 2. Consolidar una red de
colaboradores que compartan y comprendan los objetivos deseados, ya que esto
facilita el compromiso y dedicación necesarios y; 3. Implementar un plan de
financiamiento que no se limite exclusivamente al endeudamiento.
¿DE QUE MANERA TE HAN BENEFICIADO ESTE TIPO DE REDES?
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