Elkin Bolaño Vásquez
Fundación BAT
Después del arduo trabajo que ocupó el lapso de 14 día de análisis y deliberaciones de las 1647 obras inscritas el VI Salón BAT de arte popular, el jurado escogió 315 obras para ser exhibidas en las 7 exposiciones regionales que se realizarán entre agosto de 2018 y julio de 2019. El inicio de esta segunda etapa se hace en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, Fondo de Cultura Económica de México donde se exhiben 77 obras provenientes de Bogotá, Boyacá y Cundinamarca.
Dentro de los encargos
sugeridos a los artistas para su
proceso de creativo se propuso que tuvieran en cuenta las dinámicas que se
generan entre lo rural y lo urbano. Se insiste en un
requisito temático porque ha potencializado el quehacer artístico y
porque define criterios más puntuales las cada vez más complejas y demoradas sesiones de trabajo con
el jurado. Gracias a lo anterior, en la exposición regional de Bogotá se
visualiza el compromiso de los artistas de direccionar sus habilidades hacia el
tema. En este sentido, se observa que un alto porcentaje de los artistas
no-profesionales ha volcado su trabajo desde el perfeccionamiento técnico, que involucra
la repetición de una idea permanentemente, hasta el esfuerzo creativo que manifiesta
connotaciones semánticas que superan su estatus artístico para hacer visibles
elementos sociales que se escapan de la consciencia cotidiana.
Entre las 77 obras exhibidas
aparecen 21 de ellas que representan las movilizaciones que se dan entre el
campo y la ciudad, algunas de ellas relacionadas con procesos económicos, otras
en las que la contemplación y la añoranza predominan, y otras más que implican
conflictos sociales, familiares y emocionales que son de larga data. La divulgación
continua del arte popular se ha transformado en una voz que relata sin
miramientos y que puede ser escuchada a escala nacional.
Otro aspecto importante, que
muchos artistas tuvieron en cuenta, es el homenaje que se hace al colectivo Tejedoras de Mampuján, el cual influyó
en dos vertientes principales. En primera instancia como un acontecimiento histórico
que refleja la tragedia del conflicto armado, desde donde los artistas representan
situaciones similares y que, a través de su registro, estas obras aportan
visiones alternas de la historia del país. En segunda instancia, está el
enfoque de este colectivo de usar el arte como un medio de restauración el
tejido social roto. Aquí la descripción de acontecimientos y la creatividad se
funde para la optimización de procesos terapéuticos, demostrando que el arte es
una capacidad inmanente a todo ser humano y que es fundamental para nutrir y
equilibrar el espíritu.
Acorde con esto encontramos que
las obras presentadas tienen una profunda conexión tanto con la temática
propuesta como con el homenaje. Esto se visualiza al tener en cuenta las 19
obras que están dedicadas a los distintos roles de la mujer en
el proceso histórico de la Colombia rural, llevándola a asumir facetas que no
tenía en esta zona. Obligadas por
el desplazamiento, por el deterioro de su vida cotidiana y por sus vivencias en
la ciudad se convierten en pilares económicos de sus familias debido a su
experiencia en labores hogareñas que les abren las puertas como empleadas domésticas
y otros trabajos relacionados. Estas situaciones complejas las llevan a
resignificar sus funciones sociales y especialmente aprenden sobre sus derechos
y la necesidad de cambiar comportamientos culturales que las denigran. Los
tabúes comienzan a desaparecer porque unen fuerzas para hablar de violaciones y
de distintas formas de agresión de han sufrido por generaciones.
Por su parte, las 13 obras
dedicadas a los roles masculinos están enfocadas, generalmente, a su función
productiva, muchas veces informal porque la experiencia agrícola, que es un
trabajo casi exclusivo de los hombres, no es muy requerida, lo que los obliga a
inventarse, en el vértigo de la ciudad, servicios callejeros. Si bien las obras
referentes a las movilizaciones entre lo rural y lo urbano, a las mujeres y a
los hombres se caracterizan, en su gran mayoría, por estar realizadas con
técnicas y materiales tradicionales, hay 19 de ellas que podemos ubicarlas en
el lenguaje del arte contemporáneo. Aun cuando en estas hay indicios explícitos
de las historias que hay de fondo, llevan al espectador a tomar una pausa para
descubrir que sus elementos y significados inducen al pensamiento reflexivo,
convirtiéndose al mismo tiempo en un punto de entrada a otras manifestaciones
artísticas.
Como proceso formativo hay
que resaltar el equilibrio que se encuentra en esta exposición porque los
artistas de Bogotá, Boyacá y Cundinamarca lograr, con sus múltiples interés y
destrezas, presentarnos obras con trasfondos elaborados que nos ofrecen nuevas
perspectivas para abordar las nuevas dinámicas que se presentan en nuestro
país. Con esta exposición se refuerza la idea de que el arte popular es
inclusivo porque se crea desde el pueblo para el pueblo.
¿CONSIDERAS
QUE LAS OBRAS EXPUESTAS RESPONDEN A LA TEMÁTICA PROPUESTA?