Fundación BAT
Con
la jerarquía que se ha desarrollado entre los saberes en el transcurso de la
historia de la humanidad, la credibilidad
funcional se convierte en un valor incuestionable al que toda forma de
conocimiento aspira. Esto se debe a que la credibilidad funcional implica la
solución de las necesidades que se manifiestan en el plano material, de tal
manera que lo relacionado con el arte o la religión se articula especialmente
con una dimensión inmaterial. Pero ¿las exigencias creativas y los dilemas
morales no afectan la fisiología del cuerpo, no producen síntomas que, incluso,
se diagnostican como enfermedades?
El
esfuerzo por la credibilidad funcional se ha encasillado en el paradigma del
control y la predicción, que es sobre el cual la ciencia y la tecnología
construyen sus cimientos, lo que deriva en una optimización estandarizada de una
calidad de vida que se impone a procesos culturales de larga tradición. Si la
optimización implica mejoramiento y la estandarización transforma lo diverso en
idéntico ¿cómo se optimiza lo diferente si se considera lo igual como un valor
superlativo? La estandarización al olvidarse de las matizaciones de la vida,
crea un círculo concéntrico de necesidades materiales cuyas soluciones
desembocan en desilusiones espirituales. La sociedad estandarizada puede ser
entendida como un sistema que homogeniza todo para hacerse al control del
comportamiento social y así influir en los gustos, los significados y valores
que deben predominar. El control ayuda a transforma lo diferente en debilidades
para demostrar su necesidad y eficacia.
Si
bien lo anterior refleja un caudal de argumentaciones, justificaciones y
explicaciones, es importante no descuidar el arte como parte fundamental de los
procesos cognitivos de las personas debido a que estos repercuten en la psiquis
y en la vida social. De esta manera, el arte se puede visualizar como una
contrapartida semántica y psicológica de la sociedad estandarizada porque puede
prevenir y proteger de los deterioros y padecimientos que son propios. Para
visualizar la potencia cognitiva y semántica del arte debemos detenernos en sus
márgenes de acción y función que pueden ser diferenciados por los intereses que
los motivan, es decir, si en su producción las preferencias se inclinan hacia el
prestigio, la contemplación o la creación.
El
arte que se piensa bajo la lupa del prestigio
es un medio con el cual sus seguidores intentan adquirir reputación social,
contribuyendo a los modelos homogéneos que promociona la sociedad estandarizada.
Con éste se enarbola los gustos de las élites bajo la convicción de ser
aceptado por ellas. El arte contemplativo
es una expresión acrítica que recrea la realidad como un devenir que no amerita
cambios, que es suficiente tal cual como se manifiesta. Es un hábito que asume
las contradicciones del mundo como experiencia visual digna de registrarse
artísticamente. El arte para el prestigio o el de contemplación se diferencian
en la medida en que este último busca una experiencia estética que se reduce a
la expresión ¡Qué lindo!
Por
su parte, el arte creativo juega
aleatoriamente y en plano horizontal con
los saberes que están a disposición. Es un interés que no busca imponer
preferencias y exigencias, sino ponerlas en diálogo para engendrar alguna
novedad. En ésta, tanto los conocimientos sacros de las ciencias exactas como
las informaciones residuales de la vida diaria se fusionan para configurar
soluciones alternas a lo que las costumbres establecen. El arte creativo convierte
las habilidades y conocimientos en herramientas para resignificar las circunstancias
que surgen de la combinación de las preferencias personales con las
ideas y valores predominantes de la cultura.
Siguiendo
los planteamientos anteriores, el arte se presenta como una oportunidad
transversal que permite aspirar a beneficios dispares que se pueden materializar
en ámbitos diferentes, sin que obligatoriamente se excluyan. Existen consagraciones
individuales, en el arte para el prestigio, que pueden impulsar algunas
novedades sociales. Pueden darse casos de arte contemplativo que impulse
procesos creativos por su impacto estético y también pueden aparecen
condiciones para que el arte creativo adquiera prestigio y produzca vivencias
estéticas positivas. Sin embargo, es el arte creativo el que aporta los mayores
rendimientos que la sociedad necesita, sobre todo cuando se convive en las
condiciones de una sociedad estandarizada, por las limitaciones de pensamiento
crítico que en ella opera.
En
suma, otorgar mayor credibilidad funcional al arte creativo, permite visualizar
los saberes que en torno a él se generan, desde su producción hasta su
percepción, pasando por su promoción y contextualización, como elementos
constitutivos de la evolución social y el fortalecimiento de la cognición
humana.
¿SEGÚN LOS TRES TIPOS DE ARTE, CUÁL
PREFIERES Y CÓMO IMPACTA EN LOS PROCESOS SOCIALES EN LOS QUE PARTICIPA?
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