Por: Elkin Bolaño Vásquez
Coordinador Salón de arte popular

Seguidamente el pintor busca emanciparse
de las clases poderosas, para mostrar las rudezas de la vida cotidiana, las
cuales llevan cuestionan la ideología política. Tal búsqueda da inicio a la
modernidad artística. En la perspectiva modernista el espectador sigue en una
conducta contemplativa, pero comienzan a aparecer nuevos significados sobre los
valores más anquilosados de la sociedad. No obstante, todo este proceso se
apoya, en gran medida, en la aparición de los museos, instituciones ideales
para la conservación, la sacralización y garante de la distancia conveniente
entre la obra de arte y el observador.

Sin embargo, con las proclamaciones
de las vanguardias artísticas el espectador será otro. La distancia entre la
obra y el público es cada vez menor, a tal punto que el espectador se convierte
en aliado creativo del artista. La contemplación pasiva transmuta en una acción
destacada en el proceso artístico. Con estas nuevas relaciones entre el
artista, la obra y el espectador, el espacio expositivo se acomoda y se esmera
por ponerse al día con las nuevas circunstancias.
La modernidad fue tanto para el arte,
los artistas, los espectadores y los espacios de exhibición, una confluencia de
las múltiples facetas de la vida. Una coherencia en la que la obra, diferente
del artista, adquiere una autonomía que la transforma en sujeto que puede
establecer diálogo con su interlocutor, el espectador.
Estos espacios no son neutros y
cerrados, sino que son abiertos para ampliar el espectro de significaciones que
pueda tener la obra, porque ella debe interactuar con el espacio escogido. Por
tanto, la intencionalidad de los artistas a través de sus trabajos, de los
espectadores en su interacción con ellos, de los espacios como significantes y
mediadores, hacen del artista, la obra, el espectador y el espacio expositivo
una intrincada relación multi-contextual.
En suma, las relaciones
artista-obra-espectador, ofrecían una dinámica relativamente cómoda por su
similitud con el sistema comunicativo, es decir, la relación
emisor-mensaje-receptor. Pero cuando surge un cuarto aspecto, relacionado con
el espacio, llámese ambiental, histórico, cotidiano, público, privado o
expositivo, la carga semántica se amplía y las posibilidades de relación
cambian. De tal manera, al mismo tiempo de los cambios sustanciales del arte,
se han renovado los espectadores y han aparecido nuevos espacios expositivos.
¿EN TU EXPERIENCIA COMO ESPECTADOR, HAS NOTADO LAS RENOVACIONES DEL ARTE?
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