domingo, 4 de mayo de 2025

POÉTICAS IMPROBABLES

 
PROGRAMA VIRTUAL DE EXPLORACIÓN ARTÍSTICA Y CREATIVA. 

Sexta edición

Elkin Bolaño-Vásquez 

            Para el año 2025 la Fundación BAT ofrece, la sexta edición del Programa virtual de Exploración artística y creativa, bajo el título Poéticas improbables, con el cual se asume la incertidumbre, lo hipotético y lo impensable como herramientas que se atreven a vislumbran las incesantes convulsiones de la historia de la humanidad de manera heterodoxa y por fuera de toda convención institucionalizada.

Cuando se insiste en que tomemos un pequeño tiempo cada día para identificar nuestros modos de pensamiento es para hacer consciencia de cuando una idea afecta la propia visión del mundo. Este pequeño ejercicio explica la dificultad que tiene el arte para demostrar sus beneficios porque no pueden establecerse como hechos puntuales. Los beneficios deben entenderse como recorridos procesuales que se escapan de la lógica causa-efecto de la razón y se acercan más al sistema simultáneo y fragmentario del pensamiento mitológico. Y es en la brecha entre la razón y la narración mitológica donde el filósofo italiano Bifo Berardi nos presenta un panorama poco alentador en el relevo generacional, porque mientras la razón insiste dogmáticamente que se sostiene en la verdad, es cada vez más evidente que somos absorbidos a las entrañas de la posverdad. Contradicción que las nuevas generaciones aspiran a subsanar con una vocación hacia la felicidad.

En tal sentido, uno de los objetivos de Poéticas improbables, es extender hilos conectores entre ambas formas de pensamiento para extraer los beneficios de cada una de ellas. Para ello, se proponen cuatro palabras clave que ayudarán a establecer relaciones simultáneas a lo largo de estos encuentros: la intuición, la consciencia, el legado y la belleza A continuación, se plantean algunas de sus generalidades. 

Intuición: es una semilla que puede encontrar su forma concreta en las condiciones adecuadas. Es cultivable, pero no por ello se puede acelerar su cosecha. Debido a que se escapa de la lógica instrumental se le considera improductiva porque no encuentra eco en el lenguaje empobrecido del conocimiento convencional basado en hechos y análisis. Solo se enaltece en la forma poética, convirtiéndola en la única actividad sináptica que establece una conexión directa con el inconsciente mientras que es preámbulo del surgimiento de la consciencia. 

Consciencia: su tarea es pedagógica porque supervisa nuestras diatribas en el proceso de aprendizaje, mientras define estrategias para convertir en conocimiento las nuevas experiencias, sin que ello cree algún tipo de disonancia con las rutinas y creencias que construyen los hábitos. Debido a que es experiencial, no es compatible con la lógica causal porque encuentra coherencias en hechos aislados. De modo que la novedad no es algo estrictamente nuevo, sino que es resultado de un entramado coherente que define el significado de múltiples experiencias. De allí, que la consciencia sea la tutora de la creatividad.

Legado: surge de la importancia que le damos a ciertas cosas. La muerte le da valor a la vida y la crisis de la pandemia demostró que la mayoría de las personas se conforman y disfrutan de la “normalidad” como si fuera un propósito trascendental. El legado no se reduce a lo que en determinada época se considera normal, sino a lo que las generaciones futuras puedan considerar valioso. Por ello, el legado no se posee, es riqueza que no puede ser acumulada porque depende de su circulación para que se trasmute y retorne en nuevas versiones. Por ello, cabe preguntarse ¿cuál es el legado que recibirán las generaciones futuras del gozo de la normalidad?  

Belleza: es una presencia sin intención, que no impone nada, pero al entrar en contacto con ella amplifica el estado real del alma. Para asirla es preferible suspender el tiempo, alcanzar un estado sublime de consciencia para disfrutarla en su plenitud. Cuando fue separada del arte, quitándole su esencia simbólica, para ser absorbida por el mercado, convirtiéndola en abstracción subjetiva, comenzó a ser usada como insumo para el diseño personalizado, perdiendo su contenido espiritual. Desde ese momento empieza la disonancia espiritual que es la causante de la instrumentalización sin precedente en la que ha caído la razón, porque ya no reconoce su belleza. No es que la belleza sea especial, sólo es la manifestación de un ideal que es el extremo contrario de la posibilidad de objetivación de una idealización que es producto de la subjetividad.

La tarea fundamental de los cuatro términos que aquí se entretejen, no consiste en hacer cosas bellas enmarcadas en la idea de arte, sino que invita a vivir las bellezas inesperadas que tenemos alrededor y que nos permiten suspender el pensamiento de modo que también invita a responder la siguiente pregunta ¿qué diferencia hay entre ser artista y ser divulgador y guardián de la belleza?  

Link de inscripción: https://forms.office.com/e/xM8H6ByVMu


viernes, 4 de abril de 2025

ARTE Y PERCEPCIÓN

Elkin Bolaño-Vásquez 

Coordinación educativa. Fundación BAT 

El arte tiene una información cifrada y su calidad depende de dos fases fundamentales. La primera de ellas es si el artista confió plenamente en la racionalización de sus indagaciones o si dejó un amplio espacio para que la intuición lo guiara en su búsqueda. Por ello, la importancia de saber el enfoque y los métodos de indagación. La segunda se relaciona con los procesos de percepción y apreciación de los espectadores y sus preferencias hacia los gustos estandarizados del turismo cultural, por ejemplo, o hacia la contemplación reflexiva. 

La percepción del arte debe reconocerse como una vivencia que ofrece al espectador la posibilidad de suspender sus pensamientos para sentir algo que no resulta fácil traducirlo a palabras. Ese es el ideal y es lo que se busca experimentar con un estado sublime de consciencia. Pero resulta evidente que alcanzar tal ideal trae consigo muchas etapas y cada una de ellas con complejidades propias. Pero en aras de una descripción de lo que sucede tras la vivencia del arte podemos tomar el ejemplo y el cambio de paradigma que significó para la ciencia El problema del observador a la hora de intentar conocer la luz ya que, al mismo tiempo, es onda y partícula. El problema surge cuando la atención de una persona, el observador, se fija en el comportamiento de la luz, identificando siempre su forma como partícula, es decir, su materia, desapareciendo u ocultándose su versión de onda, apareciendo solamente para una observación especializada.  

La descripción del comportamiento dual de la luz abre un amplio espectro para indagar sobre la complejidad de la percepción del arte convirtiéndose en algo aún difuso y un ejemplo más cercano puede aclarar el beneficio que trae consigo asumir la vivencia del arte desde la imposible separación de la onda y la partícula, y para ello la moneda en tanto metáfora es conveniente. Siempre se habla de sus dos caras y se olvida que, como objeto, tiene un borde por el que se vinculan aquellas dos, mostrando que no son extremos distantes, sino dos formas de expresión de una cosa y que tienen relación reciproca porque la existencia de una depende de la existencia de la otra. De este modo el tercer elemento, el borde, se convierte en la materialización del equilibrio perfecto. Como cuando lanzamos la moneda al aire y al caer se equilibrara sobre su borde y permaneciera perpendicular al suelo.  

Y es que el equilibrio perfecto entre las dos caras de la moneda es similar al equilibrio de la onda-partícula de la luz porque es lo que le permiten contener la totalidad del espectro cromático. Y es debido a su desbalanceo que percibimos el color. Con esta descripción resulta evidente que lo que primero detecta la atención de todo espectador es el aspecto matérico de la obra, el color, su presentación final, mientras que la onda, oculta a la mirada neófita y potencialmente identificable por la observación reflexiva, supone una forma de mensaje decodificado que solamente se hace visible a quienes conocen, de antemano, su método de decodificación, es decir, el sistema por el cual se diferencia el arte de lo que no lo es. Sin embargo, la complejidad de la percepción del arte aparece después de esta etapa porque las variables matéricas de la obra se convertirse en onda, en metáforas que agregan variables al significado.

Esta dinámica es lo que ha permitido e impulsado el desarrollo y posicionamiento de los estudios del arte, con especial énfasis en su historia por sus permanentes renovaciones interpretativas, pero también ha favorecido la idea de que cualquier espectador puede otorgar significados a las obras, lo que se ha convertido en una tergiversación que elimina todo el sistema que el arte ha desarrollado para convertirse en una forma de conocimiento que, por sus exigencias investigativas, discursivas y de inversión en infraestructura es comparable a la ciencia, la política y la economía, pero con la diferencia de que aspira a estados sublimes de la consciencia.  

Otra forma de abordar la sinergia existente entre la onda-partícula con la percepción del arte es la función que cumple la retina y que se expande con los potenciales de la visión y la visualización. Mientras que la mirada dependiente de la pupila y la luz es limitada las otras dos desarrollan alternativas que permiten identificar ojos que sentimos en la mente y la imaginación. Esto explica la sinestesia y las capacidades que tienen los músicos para ver sonidos en partituras, los matemáticos para ver patrones en el universo y traducirlos en fórmulas matemáticas y los desarrolladores de algoritmos computacionales que simulan el trabajo sináptico del cerebro. Todas estas capacidades dependen de la imaginación y la manera como la vemos. 

Por ello, el arte no ofrece certezas como está obligada la ciencia, sino que abre caminos imperceptibles que nos llevan a experimentar estados sublimes. Esto confirma que el arte no es una búsqueda de respuestas definitivas, sino una búsqueda de caminos para alcanzar estados elevados de consciencia que se traducen en el equilibrio que nos permite mantenernos perpendiculares en nuestros recorridos. 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

EL LEGADO DEL ARTE

 

Elkin Bolaño-Vásquez

Coordinador educativo. Fundación BAT

Si las valoraciones del arte se limitaran al prestigio y el precio de las obras ¿cuál sería el legado que espera ofrecer el arte? Si el arte-espectáculo de la noticia sensacionalista y las altas sumas de dinero son los objetivos del productor artístico, entonces ¿cuál sería la diferencia entre los agentes de esos espectáculos y los artistas del mercado en la Bolsa de New York? Es claro que ambos viven de especulaciones, pero el enfoque de los primeros parece, al menos a primera vista, que no les interesa lo que antaño era la máxima aspiración: elevar el espíritu de la humanidad a estados sublimes a través de sus obras. Por supuesto, esos deseos inherentes a tales especulaciones no son objetables, incluso el sistema económico actual los incentiva y venera.

No obstante, la reflexión apunta a la suplantación que el primero hace del segundo, ya que no existe una correlación directa entre la acumulación de prestigios y altas sumas de dinero con la experimentación de estados sublimes. Porque si ese fuera el caso ¿qué alternativa tiene el 99% de la población mundial, que adolece de esas acumulaciones, para elevar el espíritu? Parece que la respuesta inmediata se consigna en una afirmación famosa de Marx: “la religión es el opio del pueblo”. Sin embargo, a este respecto cabe recordar hechos de la evolución biológica y social.

El desarrollo de la corteza prefrontal supuso la aparición del pensamiento simbólico y el origen de lo que hoy llamamos lenguaje articulado, arte y religión, lo que en el fondo es el precedente evolutivo de todas las formas de conocimiento creadas por la especie humana. La separación entre el arte y la religión se dio exclusivamente en la cultura occidental lo que le entregó a la segunda la hegemonía de la búsqueda espiritual, al tiempo que permitió una acumulación de poder económico y político a la Iglesia Católica, mientras que el arte subsumido por dichos poderes, se benefició por la contratación de pintores y escultores para que crearan escenas de los grandes mitos bíblicos y convertirlas en iconografías sagradas que contiene la promesa de la experimentación de estados sublimes. Ello hace de la Iglesia una de las instituciones que más ha subvencionado a los artistas en la historia de la humanidad. No por nada es la institución que mayores bienes culturales y artísticos resguarda.

Es de notar que el favorecimiento de la Iglesia hacia los grandes maestros de la historia del arte de occidente no es un prolongado programa dadivoso de varios siglos, sino que explica los inmensos potenciales que tiene el arte para afectar y moldear las comprensiones de la vida. Potenciales que no desconocen las instituciones del arte-espectáculo, ya que convierten a los artistas y sus coleccionistas en objeto de veneración. Claramente las versiones contemporáneas del arte se han distanciado radicalmente de representaciones grandilocuentes de las mitologías antiguas para realizar una fusión entre racionalismo y espectáculo que ha ocultado y menoscabado las versiones artísticas con propensiones vitales que aspiran a la promesa de experimentar estados sublimes.

Comprender los grados de afectación e influencia que ha tenido la iconografía sagrada creada por pintores y escultores implica la tarea de trascender el análisis artístico y estético para detenerse en sus implicaciones psicológicas y sociales. Y es en este tránsito entre lo artístico y lo social desde donde se puede conjeturar una idea inicial del legado al que se supone debe aspirar el arte. Un enfoque ontológico explica que la experiencia de lo sublime es posible a través de la representación de una versión de belleza que aspira al sobrecogimiento, ya que es sentirse en presencia de algo superior que no se puede racionalizar inmediatamente. Sentimiento que antaño se lograba con la grandilocuencia de la iconografía sagrada.

En la actualidad y por la desaparecida veneración de los grandes mitos, ganan espacio las mitologías íntimas y, por tanto, las búsquedas espirituales individuales que aspiran a la construcción de caminos para trasformaciones vitales que pueden encontrar en el arte alternativas para canalizar y descubrir el misterio propio, pero sobre todo experimentar y hacer visibles las bellezas inesperadas que resguarda el alma. En consecuencia, el legado que promete el arte compone del trabajo que se realiza sobre la mitología personal, en sincronía con la representación visual, corporal o material de sus bellezas inesperadas.    


martes, 11 de febrero de 2025

LA PÉRDIDA DEL ARTE

 

Elkin Bolaño-Vásquez

Coordinador educativo. Fundación BAT

Los cambios de paradigmas, las adaptaciones y las innovaciones que advierten todas las formas de conocimiento creadas por la especie humana han contribuido en beneficios amplios y generales, pero también han generado pérdidas y suplantaciones de las que aún no se logra medir sus impactos y de los que el mundo del arte no es ajeno. Cuando las aristocracias feudal y religiosa (actualmente existen aristocracias capitalistas y tecnológicas) se vieron obligadas a mantener sus privilegios en la transición hacia el capitalismo, abrieron las puertas de sus palacios e hicieron públicas sus colecciones de arte. Esa coyuntura permitió un beneficio sin precedente en la población mundial porque es el origen del turismo cultural y la democratización del arte.

Dicha transición creó nuevas instituciones como los museos cuyo objetivo es la preservación y el sostenimiento de los bienes culturales y artísticos que, sin ambages, también mantuvo y diversificó el mercado de los prestigios. Por supuesto, esto no es objeto de reproche. De hecho, es lo mínimo que deben recibir estas familias por ofrecer a la sociedad sus colecciones. Posteriormente, aparecen galerías, concursos y subvenciones gubernamentales que amplían el espectro y alcance de la democratización, atrayendo beneficios de gran importancia para los agentes del arte y el público. Sin embargo, resulta necesario observar algunas consecuencias que acompañan todas aquellas conquistas y que de diferentes formas han afectado las formas de vivir la producción del arte.

Las instituciones mencionadas no contienen dentro de sus muros el mundo del arte, su función primordial se parece más a portales, umbrales o espacios donde el público accede a bienes culturales y artísticos para luego salir de ellos y retomar sus rutinas. La importancia de este objetivo deviene del convertir la obra de arte en un enclave de encuentro entre la visión de los artistas y las comprensiones del público. De aquí surge una primera hipótesis: el mundo del arte no se alimenta del mercado o las instituciones, sino de la promesa de materializar una ilusión que mantiene en constante movimiento las vocaciones de los profesionales que trabajan dentro o al margen de aquellas.

Es posible que tal ilusión sea el sustrato de una explicación sobre la precariedad que viven estos profesionales. Existe un enorme trabajo de profesionalismo y altos niveles de educación que siempre encuentra caminos laterales para disuadir las limitaciones con la que negocian sus roles. Dicha actitud bien puede considerarse una dignificación de tal promesa, porque las instituciones no tienen la capacidad suficiente para dignificar todas las evoluciones que dicha ilusión genera en el mundo del arte.

Identificar una versión del arte ajena a las versiones generales y limitadas de los portales mencionados supone alejaremos de cualquier resquicio del arte en tanto espectáculo ya que al acaparar los espacios de prensa internacional se interesa en aquellos prestigios construidos desde la versión superficial y mercantil que mina la democratización del arte porque lo convierte en una dinámica suntuaria y ajena a los intereses de las mayorías demográficas. Parafraseando a Herbert Marcuse cuando explica su visión del hombre unidimensional, la versión de espectáculo mercantil del arte ha creado un tipo de totalitarismo que absorbe y obnubila otras versiones, a tal grado que incluso los agentes del arte que están por fuera de esa vertiente asumen el lenguaje de moda aún cuando es pobre y carente de aristas, convirtiéndolo en modelo automático e inconsciente de comportamiento y reflexión, reproduciendo la imagen mística y ritual que el mercado de los prestigios ofrece al público masivo.

En consecuencia, para perfilar otra comprensión del arte es necesario desentrañar la experiencia vital que este promete y, por tanto, identificar algunas de las pérdidas que ha sufrido, por lo que es importante considerar las siguientes preguntas porque no necesitan de teorías sofisticadas para responderlas, sino que se pueden abordar de manera reflexiva y personal según el rol que se cumpla en el mundo del arte:

¿Cómo es afectado el artista cuando intenta una reflexión objetiva de su propia obra? ¿es suficiente su reflexión?

¿Qué beneficios a traído para arte el entregar la comprensión del mismo a espectadores neófitos?

¿Es distinto el proceso cognitivo de la producción artística (artista) y el de la reflexión objetiva de una obra (espectador profesional o neófito)?

¿Qué sucede en la psiquis cuando no se está ejerciendo la producción artística o la reflexión objetiva?

¿Qué ha ganado el arte con el reemplazo de la crítica profesional por la noticia del espectáculo?

¿Cuál es el legado de un artista cuando ha acepado la suplantación del análisis de su obra por la venta?

        Por último, si aceptamos que el arte es una de las formas de conocimiento más elevada de la especie humana y que a lo largo de la historia se ha puesto al mismo nivel de la ciencia, entre otras, porque sus profesionales alcanzan los mayores niveles educativos existentes ¿por qué confiamos ciegamente que la democratización del arte es visitar museos y galerías (mercado), y con ello se resuelve la precariedad de sus agentes? Para acercarnos a cualquier forma de conocimiento es necesario informarse sobre sus métodos de análisis y sus objetivos. Dos requisitos que en el mundo del arte nunca se han cumplido en el público masivo, facilitando una inquebrantable elitización.

Espero leer sus reflexiones sobre las preguntas planteadas.